Con solo tres películas, Damien
Chazelle ha conseguido convertirse en una joven promesa de Hollywood. En “Whiplash”
nos trasladó a una historia ambiciosa y que nos brindó la mejor interpretación
de toda la carrera de J. K. Simmons y ver a un Milles Teller en un asombroso
cambio de registro.
Con “La La Land”, el director lo
ha vuelto a conseguir. El largometraje
es un culto a la nostalgia, un tributo a los musicales clásicos. Parte de
una historia que no es muy original y que nos puede recordar a otros filmes del
mismo género, pero Chazelle logra darle su toque personal para que la cinta no
sea otro musical más.
La principal causa por la que “La
La Land” funciona es gracias a su potente banda sonora. Todas sus canciones son maravillosas, pegadizas y una melodía que hará
deleitar el paladar de todos los aficionados a este género cinematográfico.
Ryan Gosling y Emma Stone. Esta pareja,
con una química brutal, hacen que
salten las chispas desde el minuto uno que salen en escena y consiguen que nos
enamoremos con su historia. La película es un musical trasladado a los tiempos
modernos que, a la vez que hace bailar al espectador, reflexiona sobre el mundo
del cine, del espectáculo, el cómo poder salir adelante siendo tú mismo y sin
traicionar tus principios. “La La Land” va de eso y hace que al espectador se
le caigan las lágrimas ante ciertas escenas que, sin duda, ya forman parte de
la historia del cine contemporáneo.
Con el paso del tiempo, el
largometraje se convertirá, sin ninguna duda, en un referente del género. El film es brillante en su conjunto,
aunque su segunda parte es ligeramente
superior a la primera. Quizá, su guion no sea nada del otro mundo, pero la
química, la chispa y las ganas de reivindicar consiguen hacer de “La La Land”
una cinta excelente y que, sin duda, ha llegado para ser recordada.
Valoración: 4/5
Lo mejor: La historia de amor entre Emma Stone y Ryan Gosling.
Lo peor: El espectacular número inicial saca un poco de contexto y
no tiene nada que ver con lo que vemos en el resto de la obra.
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