Para
que una secuela funcione, tiene que ofrecer una idea original y novedosa, con
un planteamiento que respete la esencia
de la primera parte pero que cuente una historia que poco se parezca a esta. Los
guionistas de Deadpool 2 no deben de pensar esto, porque su planteamiento ha
sido más que fallido.
Deadpool 2 nos cuenta la historia de un
desfigurado chef de cafetería, llamado Wade Wilson, que trata de cumplir su
sueño de convertirse en el camarero más famoso del lugar, al tiempo que trata
de hacer frente a su pérdida del sentido del gusto. En
la búsqueda para la recuperación de este, así como la de un condensador de
flujo, Wade deberá luchar contra ninjas, yakuzas y un grupo de perros
sexualmente agresivos, mientras recorre el mundo para descubrir la importancia
de la familia, la amistad, el sabor y conseguir ganar el codiciado título que
pone en las tazas de café: "El mejor amante del mundo”.
Foto: filmaffinity.com
¿Qué
es lo que tiene la secuela para que no funcione? Que no hay ápice alguno de novedad más allá de la incorporación del
personaje de Cable. Las escenas se hacen muy largas, los momentos cómicos
son excesivos y parte de su metraje es prescindible.
Deadpool
2 tiene momentos buenos. Es cierto que, mirando con un poco de perspectiva, su
primera parte tampoco es que fuese un buen filme, aunque sorprendió gracias a
no parecerse nada a los largometrajes de superhéroes que estábamos
acostumbrados a ver. El personaje
interpretado por Ryan Reynolds se ha convertido en una absurda parodia de sí
mismo. Ha pasado lo mismo que con Kick-Ass: su primera película tenía mucha
gracia y, la segunda, tenía muchísimos baches que se podrían haber solucionado,
pero es mucho más fácil poner el piloto automático.
Valoración: 2/5
Lo mejor: Algunos
momentos cómicos tienen su gracia
Lo peor: Da
la sensación de que se ha hecho con piloto automático