El terror, ese género que
parece confeccionado para romper la taquilla a través del grito fácil y de
sustos gratuitos. Esto es así en la mayoría de los casos (véase en las
recientes Verdad o reto o en Los extraños: cacería nocturna) pero, como todo en
la vida, hay excepciones, y una de ellas
se llama Hereditary.
La cinta cuenta la historia
de la familia Graham cuando empiezan a suceder cosas extrañas en su casa tras
la muerte de la abuela y matriarca, que deja a su hija Annie en herencia su
casa. Todo se complicará cuando la hija
menor de Annie comience a ver figuras fantasmales, que también aparecerán ante
su hermano.
Foto: filmaffinity.com
Leído así, su argumento
puede parecer como el de muchos filmes de terror que tienen como escenario
casas fantasmales llenas de espíritus. Sin embargo, no hay nada más lejos de la
realidad, puesto que Hereditary tiene,
en la forma de su narración, un toque que la hace diferente y que provoca que
dé muchísimo miedo, de esos que quitan el sueño durante días.
Hereditary
no es un largometraje de terror convencional. Eso hay que tenerlo claro, ya que
muchos espectadores se pueden esperar de ella algo que realmente no les va a
ofrecer. No hay sustos gratuitos ni sobresaltos durante las dos
horas de metraje, aunque sí que hay mucha tensión en todo momento. No es una
película fácil de ver, ya que tienes que estar pendiente de los detalles en
cada momento.
La cinta dirigida por Ari
Aster tiene una sustancia que está a la
altura de sus sustos, siendo una de las obras de terror más traumáticas de los
últimos años. El terror real se combina con el terror emocional de una
forma asombrosa, siendo imposible de describir realmente lo que ocurre en
pantalla. Sin duda, una experiencia totalmente recomendable para gourmets del
terror.
Valoración:
4/5
Lo
mejor: Su capacidad para generar tensión incluso en los momentos
en los que no pasa nada
Lo
peor: Que su innovación no sea bien digerida por aquellos que
busquen un espectáculo palomitero