martes, 30 de julio de 2019

Crítica de ‘Midsommar’


El año pasado se estrenó Hereditary, una de las cintas de terror más perturbadoras que se han filmado nunca. Su deslumbrante arranque, su imprevisibilidad y la impactante actuación de Toni Collette la elevaron a lo más alto. Ahora, su director Ari Aster vuelve con Midsommar, un relato de terror donde el espectador lo pasará muy mal y no podrá procesar lo que va ocurriendo en la pantalla.

En Midsommar, una pareja estadounidense que no está pasando por su mejor momento acude con unos amigos al Midsommar, un festival de verano que se celebra cada 90 años en una remota aldea de Suecia. Lo que comenzará como unas vacaciones de ensueño en un lugar en el que el sol no se pone nunca, poco a poco se va convirtiendo en una oscura pesadilla cuando los misteriosos aldeanos les invitan a participar en sus perturbadoras actividades festivas.

Foto: filmaffinity.com

A través de una presentación minuciosa de los personajes, Midsommar se va adentrando poco a poco en un aura de misterio que le sienta muy bien. Lo que parece un drama independiente, se va convirtiendo poco a poco en un relato de terror muy desagradable donde Aster juega con la psicología y a perturbar al espectador.

Nada es lo que parece en Midsommar y, cuando da la sensación de que el film va a tomar un tono determinado, de repente cambia con un giro argumental que nadie espera. Lo nuevo de Aster es de una inteligencia absoluta y, aunque la historia no es igual de interesante que en Hereditary, ya que en esta el juego de la familia tomaba un papel fundamental, el segundo largometraje del estadounidense es escalofriante y nos deja algunas imágenes que tardaremos tiempo en olvidar. Esperamos que el año que viene vuelva a deleitarnos con otra joya.

Valoración: 4/5
Lo mejor: La originalidad de su propuesta
Lo peor: Pensar que a Ari Aster se le pueden acabar rápido sus ideas

martes, 16 de julio de 2019

Crítica de ‘El cuento de las comadrejas’


¡Por fin! Juan José Campanela ha vuelto. Desde que en 2013 nos ofreció la decepcionante Futbolín, no habíamos vuelto a contemplar ningún largometraje del director hasta ahora. El cuento de las comadrejas, remake del film argentino de 1976 Los muchachos de antes no usaban arsénico, es una comedia negra protagonizada por Graciela Borges, Oscar Martínez, Luis Brandoni y Clara Lago que es menos brillante de lo que espera del cineasta.

El cuento de las comadrejas cuenta la historia de una bella estrella de la época dorada del cine, un actor en el ocaso de su vida, un escritor cinematográfico frustrado y un viejo director hacen lo imposible por conservar el mundo que han creado en una vieja mansión ante la llegada de dos jóvenes que presentan una amenaza que lo pueda poner todo en peligro.

Foto: filmaffinity.com

El film es una manera de homenajear al cine argentino de oro. Sin embargo, no sale todo como debería, puesto que su humor se va diluyendo lentamente de la negrura para hacerse algo ingenuo y que no le pega nada a un director que ha demostrado en otras ocasiones que la complejidad es su mejor baza.

Su guion tiene un humor inteligente y abunda en diálogos que se convierten en duelos verbales que potencian el humor negro. La película consigue generar sonrisas y lágrimas desde una manipulación compartida con los espectadores. El cuento de las comadrejas es un relato amable con una moraleja servida al espectador en bandeja, ya que no se busca que su público reflexione, sino que lo ofrece todo mascado. El largometraje se puede ver, pero, al contrario de lo que ocurría con El secreto de tus ojos, este no permanecerá en la memoria del espectador, sino que se le olvidará poco después de que salga de la sala.

Valoración: 3/5
Lo mejor: La coralidad de sus actuaciones
Lo peor: Esperábamos mucho más de lo nuevo de Campanela

martes, 9 de julio de 2019

‘Spider-Man: Lejos de casa’, mismas dosis de comedia y acción


En 17 años hemos tenido cuatro Spider-Man (tres en carne y hueso y uno animado). La mejor sigue siendo, sin lugar a dudas, la dirigida por Sam Raimi y protagonizada por Tobey Maguire. Después vino la encabezada por Andrew Garfield, la que peor ha funcionado tanto en crítica como en taquilla al no encontrar su identidad. En 2017, llegó Spider-Man Homecoming, dirigida por Jon Watts y protagonizada por Tom Holland. En esta ocasión, la acción casi desapareció para presentarnos un film de comedia con un Spider-Man mucho más joven de lo que estamos acostumbrados.

Dos años después, Jon Watts vuelve a ponerse frente a la dirección para contarnos una nueva historia de nuestro hombre araña favorito. En esta  ocasión, Peter Parker decide irse junto a MJ, Ned y el resto de sus amigos a pasar unas vacaciones por Europa. Sin embargo, el plan de Parker por dejar de lado sus superpoderes durante unas semanas se ven truncados cuando Nick Fury contacta con él para solicitarle ayuda y así frenar el ataque de unas criaturas elementales que están causando el caos en el continente. En ese momento, Parker volverá a ponerse el traje de Spider-Man para cumplir con su labor.

Foto: filmaffinity.com

En Spider-Man: Lejos de casa, Watts conserva el espíritu de la anterior entrega. De nuevo, la búsqueda constante del gag priva a los personajes de capacidad para la empatía. Peter Parker ha dejado de ser un héroe para ser un chaval encantador, pero lo que le sucede no nos importa demasiado.

Es una propuesta que no añade prácticamente nada y sin ninguna escena que sobrepase los límites de lo ya visto. Sin embargo, se agradece que, en esta ocasión, se haya apostado más por la acción. En Spider-Man Homecoming las escenas de comedia eran mucho más frecuentes a las de acción y, en Lejos de casa, han sabido aportar más escenas de adrenalina, aunque siguen sobrando unas partes cómicas demasiado largas, como las protagonizadas por el personaje de Jacob Batalon, el mejor amigo de Spider-Man que, pese a estar insertadas para hacer gracia, lo único que hacen es sacar de contexto al espectador, provocando que resulte frustrante y que le quite toda la emoción.

En esta secuela se agradece que el espectador tenga más oportunidad de conocer a personajes como el de Zendaya. Si en la primera parte solo se centraba en Spider-Man, aquí todo está más concentrado para que el público pueda saber más acerca de quienes rodean a nuestro héroe. También, ha sido un acierto el incorporar el personaje de Jake Gyllenhaal, quien aporta las grandes dosis de acción al film, así como eliminar a Iron Man (era obvio después de lo ocurrido en Vengadores: Endgame), que lo único que hizo en la anterior entrega fue robar escenas a Spider-Man, el verdadero protagonista de esta función.

Watts acierta con esta segunda parte donde da carta blanca a un juvenil, divertido, entregado y desacomplejado Peter Parker para que birle todo un señor blockbuster superheroico y lo conduzca por carreteras de luminosa complicidad. Una película que se eleva porque Holland le otorga alas. Spider-Man: lejos de casa, arranca desinhibida, dulce y ligera y parece como una especie de pequeño milagro de una Marvel que demostró ser demasiado densa con Vengadores: EndGame. Por todo ello, el resultado es un Spider-Man que resulta un poco más impactante que el anterior que vimos, excitante y con un reparto que funciona muy bien y que da a (casi) todos el protagonismo que merecen.

Valoración: 3/5

Lo mejor: La frescura que Tom Holland aporta al personaje

Lo peor: Que los puntos de comedia que intentan aportar con el personaje de Jacob Batalon sean insulsos y resten dinamismo al film

martes, 2 de julio de 2019

Crítica de ‘Los días que vendrán’


Los días que vendrán es la última genialidad de Carlos Marques-Marcet quien vuelve a firmar una obra estupenda como ya hizo en 10.000 km (2014). La cinta cuenta la historia de Vir y Lluis, quienes solo llevan un año saliendo juntos cuando descubren que están embarazados. Durante 9 meses, el espectador seguirá la aventura de la joven pareja y el giro enorme que dará su vida, sus miedos y alegrías.

La película sabe explorar de manera brillante la dificultad de compartir con el otro la experiencia profundamente transformadora de este proceso. Un aspecto positivo de Los días que vendrán es que la protagonista está realmente embarazada y su compañero en la ficción es su pareja real. El film dedica bastante metraje a retratar cómo evoluciona la relación de los personajes, siendo muy interesante descubrir cómo la experiencia del embarazo provoca una ruptura en el entendimiento de sus protagonistas, más allá de su vínculo sentimental.


Foto: filmaffinity.com

Su carga dramática se sigue con gran interés gracias a un efectivo guion cargado de improvisación, una puesta en escena “invisible” que busca plasmar la vida cotidiana e íntima de sus protagonistas.

La ficción resulta tan espontánea y honesta que, a veces, parece que el espectador está viendo un documental. Uno de los puntos fuertes de Los días que vendrán incluye una vieja grabación en VHS con escenas del auténtico embarazo de la madre de la protagonista y su parto. El director se apoya con gran genialidad en esas imágenes para dotar de verdad y de reflexión a su tercera cinta. Una experiencia apasionante, que atrapa y estremece y que, sin duda, tiene todas las papeletas para triunfar en los próximos Premios Goya. Lo que sí es seguro es que se hablará mucho de ella y que se convertirá en una cinta de culto.

Valoración: 4,5/5
Lo mejor: Que nada en ella falla
Lo peor: Que ante tantas propuestas mayoritarias veraniegas pase totalmente desapercibida