En su último trabajo, el director
catalán Jaume Collet-Serra nos trae una historia sencilla, sin complicaciones,
y que parece que hemos visto antes. En los 86 minutos de metraje de “Infierno
Azul”, te imaginas lo que va a suceder. Sin embargo, el film sorprende gracias
a su buena ejecución. Una de las principales razones por las que funciona la
cinta es gracias a la entrega de Blake Lively, su protagonista, que deslumbra
en la pantalla durante toda la película. Otro factor positivo para el
largometraje es su capacidad de conectar con el espectador, haciendo que se
adentre en la historia, con muchos momentos de sobresaltos y de intriga por
saber si la protagonista logrará sobrevivir al terrible ataque del tiburón.
Antes de entrar a la sala, tenía
la duda de si Collet-Serra iba a ser capaz de mantener en tensión al espectador
durante una hora y media con una única protagonista y con una historia
monotemática. Sin embargo, el director logra hacer una película equilibrada,
con muchos sobresaltos y la tensión suficiente para que el espectador no
desconecte.
“Infierno Azul” es un filme
bastante entretenido e ideal para pasar una buena tarde de verano, aunque no
por ello es un buen largometraje. La cinta ofrece lo que promete, no decepciona
en absoluto, aunque es una historia bastante simple y que se podría haber resumido
en un cortometraje de 15 minutos, puesto que se alarga demasiado la lucha entre
la protagonista y el tiburón, y es una película más propia para la televisión
que para la pantalla grande.
Los directores y guionistas se
esfuerzan cada vez menos, ofreciéndonos situaciones simples y tan vistas como
la de “Infierno Azul”, ya que saben que van a funcionar en el espectador. Como he
repetido en múltiples ocasiones, es una pena que se trate tan mal al público y
que no se le deje disfrutar de historias interesantes y más profundas.