martes, 28 de mayo de 2019

‘La última locura de Claire Darling’: Un motivo para creer en la comedia francesa


Los franceses se caracterizan, entre otras cosas, por hacer buen cine. Sin embargo, no tienen fama de poseer sentido del humor, y eso se nota en la mayoría de sus largometrajes de comedia. Intentan hacerse los graciosos pero, en lugar de conseguirlo, producen muchas veces vergüenza ajena, tal y como ha ocurrido con cintas como Bienvenidos al Norte o Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? Sin embargo, siempre hay excepciones, largometrajes que parecen romper con esta maldición y que lanzan esperanzas al género, como es el caso de La última locura de Claire Darling.

La cinta, dirigida por Julie Bertucelli, encargada de Desde que Otar se marchó (2003) y El árbol (2010), ambas enmarcadas en el género dramático, se atreve ahora en La última locura de Claire Darling apostar por la comedia. Para ello, se vale de Catherine Deneuve, sin duda una de las mejores actrices del panorama cinematográfico francés.

Foto: filmaffinity.com

La película, que supone la adaptación de la novela estadounidense Faith Bass Darling´s Last Garage Sale, de Lynda Rutledge, se desarrolla en Verderonne, pequeño pueblo de Oise, cerca de París, donde es el primer día del verano y Claire Darling se despierta convencida de que es su último día con vida. Es por esto por lo que decide vaciar su casa y hacer un mercadillo. Estos objetos tan amados reflejan lo que ha sido una vida trágica y resplandeciente. Esta última locura de Claire provocará el regreso de su hija Marie, a quien no veía desde hacía 20 años.

En pantalla hay presencias que quedan muy por encima de sus personajes o la identidad de sus actores o actrices. Esto es lo que vemos en Catherine Deneuve. La actriz deambula en el film por una mansión familiar deshabitada salvo por las motas de polvo, infinidad de cachivaches relojeros y una tonelada de recuerdos amontonados en cada rincón.

Otro de los grandes aciertos de La última locura de Claire Darling es el trabajo de la directora de fotografía Irina Lubtchansky quien, con un cambio de luz, hace convivir en el mismo plano el tiempo presente, remembranzas y anhelos del porvenir. Los personajes se relacionan por medio de los objetos (un anillo, un reloj, una pintura, unos autómatas), el pasado y el presente se confunden en sus cabezas e, incluso, hacen acto de presencia física fantasmas del pasado. Bertuccelli mantiene el toque animista y el interés por las relaciones familiares presentes en su anterior trabajo, El árbol.

El realismo mágico es un buen recurso para endulzar historias trágicas, algo en lo que Julie Bertuccelli recurre en esta obra. La propuesta recuerda a la maravillosa La ventana, aunque con un suave alivio cómico. Estamos ante una de esas películas en las que parece que no pasa nada pero en las que ocurren muchas cosas.

A través de la inspiradora música de Olivier Daviaud, el espectador se meterá en escena y en el clima tan agradable que plantea. En definitiva, en La última locura de Claire Darling, Bertuccelli une a Catherine Deneuve y su hija, Chiara Mastroianni, en una cinta donde la octogenaria Claire Darling decide hacer una venta de todas las cosas que pueblan su enorme casa en la campiña. Su hija, una vieja amiga de ambas y el cura de la localidad, terminan visitando a una mujer que, sin motivo aparente, parece haber perdido la razón al anticipar su final. Una película adorable donde el presente y el pasado conviven de una manera hermosa, tratado a través de una delicadeza exquisita.

Valoración: 3,5/5

Lo mejor: Las escenas de los personajes como testigos de su pasado

Lo peor: Un final que no está en consonancia con la armonía que caracteriza al resto del relato

martes, 21 de mayo de 2019

Crítica de ‘En buenas manos’


La adopción y la lucha por poder ser madre es un tema muy recurrente en el cine, funcionando bien siempre que se trate con cierta inteligencia y novedad. En su segundo largometraje, la francesa Jeanne Henry dirige En buenas manos, un interesante y emotivo drama sobre el asunto anteriormente mencionado.

La cinta presenta la historia de Theo, quien acaba de nacer. Después de dar a luz, su madre biológica le entrega a un programa de adopción. Los servicios de adopción deberán encontrar entonces a la que se convertirá en su madre adoptiva. En el otro extremo, el espectador se encontrará a Alice, quien lleva casi diez años luchando para ser madre. Un grupo de profesionales trabajará para que Theo y Alice puedan reunirse.

Foto: filmaffinity.com

Jeanne Herry se sumerge en la incursión de una historia que demuestra ser un verdadero éxito cinematográfico que tiene a la vez un guion muy bien documentado, informativo y conmovedor. La emoción está presente de forma natural gracias a las diferentes perspectivas de En buenas manos.

Es un rompecabezas particularmente preciso que se une muy armoniosamente. Sin juzgar a sus protagonistas y, al mismo tiempo que enfatiza en los diversos aspectos involucrados en el proceso, desde el momento en que una madre abandona a su hijo hasta el punto de adopción, incluidas todas las dudas de los trabajadores sociales, el director logra un muy buen equilibrio entre afecto e indagación. Sentimiento y observación, drama conmovedor y realismo preciso.

Inteligentemente observada y respaldada por un reparto fuerte, esta pieza de conjunto bien interpretada oscila entre el estudio de estilo documental del sistema de asistencia social francés y el desgarro de rasgadura de estilo de vida que tiende a una sobredosis de sacarina. Saltando de un personaje a otro, con un bebé que proporciona la línea narrativa, el guion de Herry profundiza en los detalles legales y psicológicos del sistema de adopción anónimo de Francia, una reflexión bastante interesante por la que merece la pena ver el film.

Valoración: 3,5/5

Lo mejor: Que no tiene miedo en profundizar en todo aquello que plantea

Lo peor: Puede resultar un poco empalagosa en ciertos momentos

martes, 14 de mayo de 2019

Crítica de ‘Uglydolls: Extremadamente feos’


Las películas que unen animación y música suelen funcionar muy bien. En 2016, Trolls, de la compañía Dreamworks Animation, tuvo bastante éxito y, ahora, Kelly Asbury, responsable de Gnomeo y Julieta y Shrek 2, ofrece Uglydolls: Extremadamente feos, que recuerda a la cinta estrenada en 2016.

Uglydolls: Extremadamente feos se traslada a la ciudad de Uglyville, donde todos los juguetes rechazados viven en armonía, sin importar que su aspecto no sea tan bello como el del resto. Sin embargo, una intrépida peluche llamada Moxy, está dispuesta a cruzar la frontera hasta nuestro mundo, “el mundo más allá” y encontrar al niño perfecto para ella. No obstante, los juguetes escogidos, liderados por el bellísimo Lou, no están dispuestos a permitirlo.

Foto: filmaffinity.com

La cinta cuenta con bastante colorido y, aunque puede crear indigestiones por sobredosis de cursilería, acaba funcionando bastante bien. La historia está acompañada de un bonito subtexto para los más pequeños relacionado sobre el origen de la felicidad, y algunos de los personajes son verdaderamente atractivos.

Después de Shrek 2, Uglydolls: Extremadamente feos es la mejor película de Asbury, ya que tiene un guion que parodia a muchas películas y cuentos clásicos y una ironía que brilla en los diálogos y la banda sonora. Transmite mucho optimismo y es bastante divertida, haciendo que el espectador salga de la sala cantando y bailando, con un gran chute de felicidad.

La película no será ningún hito en cuanto a animación se refiere, ya que es terriblemente tópica, pero su combinación de animación musical y comedia funciona muy bien, al igual que en Trolls. Colorida, entretenida, con guiño a clásicos del pop y cine para niños, Ugllydolls: Extremadamente feos, tiene todo para ser un verdadero exitazo porque tiene gancho para atrapar tanto a los más pequeños como a los adultos.

Valoración: 3/5

Lo mejor: Es bastante entretenida y transmite una alegría contagiosa

Lo peor: No deja ser un poco cursi o ñoña

martes, 7 de mayo de 2019

‘Venganza bajo cero’, un remake que funciona gracias al carisma de Liam Neeson


El director noruego Hans Petter Moland, responsable de la magistral Redención (Los casos del Departamento Q), es el encargado de hacer el remake de Uno tras otro (In Order of Disappearance), film que él mismo dirigió y que contaba con Stellan Skarsgard como protagonista. Ahora, Skarsgard ha sido sustituido por Liam Neeson, al que también se han unido Laura Dern y Emmy Rossum (conocida gracias a su papel de Fiona en Shameless).

Venganza bajo cero cuenta la historia de un conductor de una barredora de nieve que lleva una vida tranquila hasta que la muerte repentina de su hijo hace que se vea envuelto en una guerra entre narcotraficantes, armado solo con maquinaria pesada y la suerte del principiante.

Foto: filmaffinity.com

Al contemplar esta cinta, el espectador tiene la sensación de que Liam Neeson se está quedando encasillado en un solo tipo de género. Es irremediable comparar Venganza bajo cero con Venganza, esa trilogía de acción donde Neeson tiene que hacer todo lo posible por salvar la vida de su hija secuestrada. De hecho, no es solo la trama, sino que el personaje que interpreta en ambas se parece bastante.

A diferencia de la obra original, que era un poco más profunda, en este remake no hay lugar para el sentimentalismo. Es una película de acción pura y dura con algunos toques de comedia negra. No busques una historia donde se incida en la relación del protagonista con su hijo fallecido porque no lo vas a encontrar. Ahora bien, si quieres ver cómo un quitanieves se emplea como si de un arma de destrucción masiva se tratase, Venganza bajo cero es tu película.

La cinta de Hans Petter Moland es como si Venganza hubiese sido dirigida por Quentin Tarantino. De hecho, parece un film de Tarantino en su conjunto por su violencia explícita y por el uso que hace de los diálogos, dando mucha importancia a la conversación entre los personajes y empleando apodos para denominar a cada uno de ellos, algo que podría haber funcionado bien pero que no acaba resultando especialmente gracioso.

Moland pretende tratar la sed de venganza como una deshumanización del objetivo que se persigue. Al potenciar el tono negro de su comedia y, mejorando el gélido aspecto de la original, el realizador noruego logra que su fantástico thriller noir sea notablemente mejor que otros aburridos y simples remakes. Es una historia de venganza, oscura y endiabladamente entretenida, siendo un divertidísimo ejemplo de un director que elabora un remake de su propia película por las razones adecuadas.

Sin embargo, Venganza bajo cero está lejos de ser perfecta, ya que empieza a perder el sentido a mitad de su metraje y no logra nunca recuperarse, ya que empieza a faltarle fuerza y, al desaparecer Neeson de la historia durante algunas partes, la película deja de funcionar, y es que le necesita. Sin su personaje, este remake no se entiende ya que, cuando él no está, todo parece encontrarse completamente helado y paralizado, sin ritmo alguno.

Por tanto, el remake de Mollar es una obra bastante correcta en general, ofreciendo todo lo que promete, pero habiendo una descomposición en su estructura, con una primera parte vertiginosa y con una segunda más pausada y con el protagonismo de unos personajes planos y sin importancia que no tienen el mismo interés que el de Neeson. Sin duda, lo que no se le puede negar a su director, es que es un remake bastante original puesto que se basa en su película de 2014 pero no tiene miedo en incorporar personajes nuevos y situaciones que no se daban anteriormente.

Valoración: 3/5

Lo mejor: Que no se trate de un remake vago al uso, sino que el director tiene libertad para añadir a su obra nuevos matices

Lo peor: Su segunda parte es menos interesante que la primera