Todo
film debería durar menos de dos horas y, si sobrepasa los 120 minutos, tendría
que estar justificado y ser totalmente imprescindible. Dragged Across Concrete dura
159, y se podrían haber eliminado 40 minutos de su metraje. Lo nuevo del
director S. Craig Zahler, protagonizado por Mel Gibson y Vince Vaughn, comienza
muy bien, pero va decayendo a medida que pasan los minutos.
En Dragged Across Concrete, dos policías, uno veterano y otro más
joven, son suspendidos cuando un vídeo de sus duras tácticas se convierte en la
noticia del día en todos los medios de comunicación. Mediante esta premisa,
se embarcan en un viaje en el que habrá acción, crimen y, sobre todo, mucho
thriller policiaco.
Foto: filmaffinity.com
La cinta
comienza de una manera interesante, siendo una lectura lenta y obsesiva del más brutal cine de género, siendo un cine
sucio, delicado y vulgar. Sin embargo, conforme van pasando los minutos,
comienza a ser más y más repetitiva, con un regusto a serie B demasiado fuerte
y que espanta. Su material es tan sórdido y banal que no justifica en absoluto
su extensa duración.
En Dragged Across Concrete sobran las
palabras. Recuerda, en muchos momentos,
a una cinta de Tarantino debido a que los diálogos interminables ocupan una
parte muy elevada en su narración, lo que la hace tediosa hasta límites
insospechados.
Además,
su extrema violencia no está para nada
justificada. Su primera parte es claramente superior a la segunda, en la
que todo se vuelve demasiado oscuro y sombrío y en la que el espectador ha perdido
todo el interés que en algún momento le pudo llegar a generar. Ni la entrega de
un Gibson como hacía tiempo que no veíamos logra causar una impresión mayúscula.
Valoración: 2/5
Lo mejor: Mel
Gibson entregado al 100%
Lo peor: No
hacía falta que fuera tan, tan larga