“Jersey Boys” fue la última
película de Clint Eastwood, basada en un musical, y estrenada hace
solo unos meses, con la que obtuvo malas críticas, baja recaudación
y que no encajaba con su estilo. Sin embargo, con “El
Francotirador”, Eastwood ha vuelto a sus orígenes con esta
película en la que se nos presenta la historia de Chris Kyle, el
francotirador más letal en la historia militar de Estados Unidos,
encarnado por Bradley Cooper, demasiado valorado y monótono en la
mayoría de sus papeles. Tenía mis serias dudas en si este no sería
un papel más apropiado para tipos duros del cine como Sylvester
Stallone o Arnold Schwarzenegger. Por el contrario, su director logra
que veamos a un Bradley Cooper expresivo, que cambia la actitud y
composición del personaje en las diferentes etapas de un filme que
emociona, mantiene en tensión al espectador en todo momento, con la
violencia justa que necesita y con un final sorprendente aunque
demasiado rápido teniendo en cuenta su larga duración. Quiero
nombrar solamente dos factores que deslucen la película en algunos
momentos: el guión decae en el segundo tramo de la cinta, no tan
emocionante como el primero, y abusa un poco de ese patriotismo made
in USA que caracteriza a los filmes de este género.
Parece que el maestro Eastwood está saboreando un gran éxito en su carrera, no solo por las nominaciones que ha recibido la película, sino por la excelente recaudación que está recibiendo, pudiéndose convertir en su film más taquillero.
Después de ver “El Francotirador” solo nos queda una incógnita inexplicable: ¿Cómo puede permitirse una película con alto presupuesto usar un muñeco de plástico como bebé y qué, encima, se note? Eastwood, tenemos un problema.