Todavía queda Alien para rato.
Desde que se estrenó “Alien: el octavo pasajero” ya han pasado 38 años y, con
su nuevo largometraje, Ridley Scott ha demostrado que es una de las sagas
más cuidadas y menos desgastadas de la historia del cine.
“Prometheus” marcó un nuevo
comienzo, aunque para muchos supuso una desilusión puesto que no ofreció todo
lo que se esperaba. Cinco años más tarde llega su secuela, que adquiere un tono
más oscuro que su primera entrega, lo que se agradece enormemente.
“Alien: Covenant” es la cinta
más gótica y terrorífica de todas las que se han visto de Alien, alejándose de
su tono habitual, que solía ser entre ciencia-ficción, mugrienta y muy
gamberro. “Prometheus” contaba con muchos aspectos filosóficos pero con poca
acción, y, por suerte del espectador, esta vez ocurre justamente lo contrario.
Pese a que su guion es irregular
e intenta atar cabos sueltos del film estrenado en 2012, es frenético y deja
atado al público en la butaca los 123 minutos de metraje. Esto también
puede provocar que el espectador sienta una excesiva dosis de adrenalina.
Michael Fassbender se convierte,
en una ocasión más, en el protagonista de la película. Las escenas
protagonizadas por él son las más redondas y brillantes y nos regala una gran
interpretación. Además, las escenas en las catacumbas y en la ducha adoptan un
carácter angustioso
“Alien: Covenant” nos da
momentos que la saga llevaba décadas sin regalarnos. Este es el camino
correcto y por el que Ridley Scott debe seguir. Todos los fans de la saga
esperan que este nuevo Alien haya llegado para quedarse porque la estética
gótica y terrorífica le ha sentado bien a un formato que no tiene ganas de
desgastarse. Cuando en un largometraje de ciencia-ficción los guiones
profundos y sin razón de ser se sustituyen por sangre y violencia, nada
puede salir más.
En un año en el que se han
estrenado muchos blockbusters y los que quedan, la película de Ridley Scott es
una esperanza de que se pueden hacer taquillazos de calidad y respetando su
esencia.
Valoración: 4/5
Lo mejor: Que se haya
vuelto a la acción y al terror más frenético después del surrealista existencialismo
de Prometheus.
Lo peor: Su guion flojea
en algunos momentos e intenta atar algunos cabos sueltos sin resolver
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