sábado, 23 de septiembre de 2017

Detroit: Kathryn Bigelow no pierde su esencia y apuesta por la calidad

Hay algunos directores que parecen que nunca van a meter la pata, y una de ellas es Kathryn Bigelow, puesto que sus filmes se han convertido es una garantía de calidad. La ganadora del Oscar a mejor película y dirección por “En Tierra Hostil” (2009) nos presenta, cuatro años después de “La Noche más Oscura”, “Detroit”, una obra bastante educativa y que hará reflexionar sobre los errores que se han cometido en el pasado por culpa de los prejuicios.

El film, basado en hechos reales que acontecieron durante los años 60, cuenta la historia de los disturbios raciales que sacudieron la ciudad de Detroit, que se encuentra en el estado de Michigan, en julio de 1967, por causa de una redada policial en un bar sin licencia, que acabo por convertirse en una de las revueltas policiales más violentas de la historia de Estados Unidos.

                                          Foto: ecartelera.com

“Detroit” hará que el espectador se enfade y se indigne ante tanta crudeza, ante tanta injusticia. No podrá dar crédito sobre lo que está ocurriendo en pantalla, produciendo preocupantes escalofríos al pensar que está basada en hechos reales. Además, se agradece que esté rodada con dinamismo, y que su fotografía, a cargo de Barry Ackroyd sea tan sublime y te haga meterte completamente en la historia.

Gracias a sus continuos juegos de cámara, Kathryn Bigelow convierte “Detroit” en un largometraje claustrofóbico, angustioso, con el que el público querrá gritar de dolor. Es una película que te hace llorar de rabia, de pena y de sufrimiento. Gracias a su reflexión directa y vigorosa, la última cinta de Bigelow se convierte en una de las obras más humanas, sentidas y didácticas de la década. Una vez más, la directora demuestra que no hay nada que se le escape.

Valoración: 4/5
Lo mejor: Genera una angustia tremenda y logra que el espectador reflexione y se dé cuenta de las múltiples injusticias cometidas a lo largo de la historia
Lo peor: Que no todo el mundo esté dispuesto a hacer la reflexión que Bigelow pretende


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