Hay
películas que, por naturaleza, están destinadas a convertirse en todo un éxito
de crítica. “Call me by your name” es buena prueba de ello. Gracias a su delicadeza y al amor hacia el
cine y hacia la vida en general que desprende, Luca Guadagnino consigue hacer
uno de los mejores largometrajes que se han estrenado en los últimos doce
meses.
“Call
me by your name” cuenta la historia de Elio Perlman, un joven de 17 años que
pasa el verano de 1983 en la casa de verano de sus padres al norte de Italia.
Un día se presenta Oliver, el nuevo ayudante del padre de Elio, una persona muy
encantadora. Ambos conectan muy rápido y, conforme el verano avanza, la atracción mutua de la pareja se va
haciendo más intensa.
Foto: sensacine.com
Guadagnino nos regala un film
transparente, profundamente emotivo e incluso divertido en muchos momentos. Es
una de esas cintas que, por desgracia, escasean en la actualidad. Una mezcla
delicada y perfecta de sensualidad y vulnerabilidad.
Puede que no guste a todo el público, ya
que es una película que se sale de los parámetros establecidos y que
puede resultar aburrida para aquellos que están acostumbrados a ver
largometrajes más mayoritarios.
Una de
las cosas que funciona tan bien de “Call me by your name” es la complicidad que tienen en escena sus
actores protagonistas: Armie Hammer y Timothée Chalamet. Los dos brillan de
forma independiente, pero, cuando comparten escena, la química es explosiva.
Gracias
a estar tratada en un tono adecuado que evita caer en lo sensiblero y
empalagoso, “Call me by your name” no
entra en los estereotipos que suelen primar en este tipo de películas, lo que
la hace mucho más disfrutable. En una palabra: imprescindible.
Valoración: 4,5/5
Lo mejor: La
manera en la que está tratada la historia y la complicidad de sus dos
protagonistas
Lo peor: Habrá
mucha gente que no irá a verla porque no sabrá de su existencia
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