La nueva película de Mar Targarona
pretende hacer una crítica social a través del personaje de Blanca Portillo,
una abogada rica con mucho prestigio y que su vida da un giro de 180 grados
cuando su hijo, interpretado magistralmente por Marc Domenech, dice haber sido
secuestrado. A partir de ahí, la madre está dispuesta a desafiar todos los
límites de la ley con tal de proteger a su pequeño. La cinta busca emular el
thriller y suspense de la sobresaliente “El Cuerpo” (2012) y la denuncia a la
sociedad actual de “El desconocido” y “Cien años de perdón”, aunque no consigue
ni una cosa ni la otra. El filme tiene dos partes: la primera de ellas cuenta
con un gran suspense y una historia que atrapa pero, una vez descubierta la
principal trampa del guion a través del uso de falsos flashbacks, recurso muy
polémico en cine y que usó por primera vez Hitchcock en “Pánico en la escena”
(1950), la película decide adentrarse en una crítica a la actualidad dejando de
lado todo el clímax de tensión creado en sus primeros tres cuartos de hora. Este
cambio de rumbo provoca que al espectador le dé la sensación de que está
contemplando dos historias diferentes. Desde que aparece el personaje de José
Coronado, todo empieza a tambalearse, convirtiéndose en un thriller policial
sin alma.
El principal fallo de “Secuestro”
es que su historia está llena de casualidades, funciona como una fórmula
matemática, en la que una cosa ocurre porque otra ha sucedido anteriormente. El
guion está demasiado hilado, cogido con pinzas y estudiado en cada milímetro
para que no haya probabilidad de fallo y se consiga el resultado propuesto. Sin
embargo, esta rigidez perjudica al film y lo convierte en un cálculo matemático
mal ejecutado. La idea es bastante buena y cuenta con muy buenas
interpretaciones, sobre todo la de Blanca Portillo, tan camaleónica como
siempre y que demuestra que es una de las mejores actrices de este país y la del
estupendo Marc Domenech, que hace recordarnos lo injusto que es que los menores
de 16 años no puedan ser nominados a los Premios Goya, pero el nuevo trabajo de
Mar Targarona se debería de haber planteado de otra manera para realmente
conseguir lo que se propone y remover la conciencia del espectador. Se echa de
menos más suspense y más espontaneidad.
Valoración: 2,5/5
Lo mejor: el personaje de Macarena Gómez y las actuaciones de
Blanca Portillo y Marc Domenech.
Lo peor: la rigidez de su guion y la pérdida de interés en su segunda
parte.
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