miércoles, 24 de agosto de 2016

Crítica de "Secuestro": demasiados elementos en un filme que se queda a medio camino

La nueva película de Mar Targarona pretende hacer una crítica social a través del personaje de Blanca Portillo, una abogada rica con mucho prestigio y que su vida da un giro de 180 grados cuando su hijo, interpretado magistralmente por Marc Domenech, dice haber sido secuestrado. A partir de ahí, la madre está dispuesta a desafiar todos los límites de la ley con tal de proteger a su pequeño. La cinta busca emular el thriller y suspense de la sobresaliente “El Cuerpo” (2012) y la denuncia a la sociedad actual de “El desconocido” y “Cien años de perdón”, aunque no consigue ni una cosa ni la otra. El filme tiene dos partes: la primera de ellas cuenta con un gran suspense y una historia que atrapa pero, una vez descubierta la principal trampa del guion a través del uso de falsos flashbacks, recurso muy polémico en cine y que usó por primera vez Hitchcock en “Pánico en la escena” (1950), la película decide adentrarse en una crítica a la actualidad dejando de lado todo el clímax de tensión creado en sus primeros tres cuartos de hora. Este cambio de rumbo provoca que al espectador le dé la sensación de que está contemplando dos historias diferentes. Desde que aparece el personaje de José Coronado, todo empieza a tambalearse, convirtiéndose en un thriller policial sin alma.

El principal fallo de “Secuestro” es que su historia está llena de casualidades, funciona como una fórmula matemática, en la que una cosa ocurre porque otra ha sucedido anteriormente. El guion está demasiado hilado, cogido con pinzas y estudiado en cada milímetro para que no haya probabilidad de fallo y se consiga el resultado propuesto. Sin embargo, esta rigidez perjudica al film y lo convierte en un cálculo matemático mal ejecutado. La idea es bastante buena y cuenta con muy buenas interpretaciones, sobre todo la de Blanca Portillo, tan camaleónica como siempre y que demuestra que es una de las mejores actrices de este país y la del estupendo Marc Domenech, que hace recordarnos lo injusto que es que los menores de 16 años no puedan ser nominados a los Premios Goya, pero el nuevo trabajo de Mar Targarona se debería de haber planteado de otra manera para realmente conseguir lo que se propone y remover la conciencia del espectador. Se echa de menos más suspense y más espontaneidad.

Valoración: 2,5/5

Lo mejor: el personaje de Macarena Gómez y las actuaciones de Blanca Portillo y Marc Domenech.

Lo peor: la rigidez de su guion y la pérdida de interés en su segunda parte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario