Con Call me by your name (2017), Luca Guadagnino demostró que era un
director a quien había que seguir la pista. Por eso, cuando se confirmó que iba
a ser el encargado de llevar a cabo el remake
de Suspiria, película de 1977 dirigida por Dario Argento, había muchas
esperanzas puestas en ella.
La
cinta, protagonizada por Dakota Johnson (50
sombras de Grey) y Tilda Swinton (Las
crónicas de Narnia), es de esas que no tiene término medio: o te encantará o la odiarás y, por
desgracia, ha ocurrido lo segundo. Guadagnino se excede, decepciona y se
equivoca al interpretar el clásico de Dario Argento.
Foto: filmaffinity.com
Suspiria abusa
del melodrama y busca ser demasiado independiente y compleja. Sus
152 minutos se hacen eternos y es que es aburrida hasta la saciedad. Pese a una
ambientación muy buena, no logra que el espectador se meta en su clímax.
Otra
de sus grandes decepciones es que no da
nada de miedo. Mientras que el clásico de Argento erizaba la piel y te
hacía pasarlo muy mal, el remake te deja frío. La excesiva importancia que se
le da al diálogo hace que no haya lugar para el terror. Ni su atmósfera ni la
locura que pretende desprender es suficiente.
El problema
de Suspiria no viene por su
dirección, ni mucho menos por su cuidada
estética y preciosa fotografía. Ni siquiera por las interpretaciones, ya
que vemos a unas Dakota Johnson y Tilda Swinton que lo dan todo. Por lo que la
cinta de Guadagnino no funciona es por contar con un guion que quiere abarcarlo
todo, abusando del psicoanálisis y con un final muy decepcionante y atropellado
que nada tiene que ver con el ritmo
pausado del resto de la película. Un trabajo que podría ser mucho pero que,
desafortunadamente, se queda en la nada.
Valoración: 2/5
Lo mejor: Las
interpretaciones de Dakota Johnson y Tilda Swinton, así como su estética
Lo peor: Un
guion aburrido y que no atrapa nada
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